La Operación Tormenta del Desierto fue un plan de ataque en dos fases llevado a cabo por Estados Unidos (bajo la presidencia de George Bush -padre-) y otras 34 naciones, con el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en el marco de la invasión de Irak a Kuwait, iniciada el 02 de agosto de 1990, quienes se propusieron liberar el territorio.
Hacia fines de 1990 el Consejo de Seguridad de la ONU, con el acuerdo de la Liga Árabe, lanzó una última advertencia: los iraquíes debían abandonar Kuwait o entrarían en guerra. De la misma manera, intentaron valerse de misiones diplomáticas a los efectos de mantener la paz y resolver la cuestión en forma pacífica, derivando en un bloqueo total a Irak ante la negativa de Saddam Hussein de acatar lo propuesto.
Finalmente, el 16 de enero de 1991 las fuerzas militares multinacionales al mando del general estadounidense Norman Schwazkopf, compuestas por, aproximadamente, ochocientos mil hombres (cuyos quinientos mil eran americanos) iniciaron su participación bélica mediante bombardeos aéreos que se mantuvieron durante un mes, cuyo objetivo era evacuar Kuwait y propiciar la caída de la autoridad iraquí.
La respuesta de Irak fue el ataque con misiles (cohetes Scud) en la región de Arabia Saudita e Israel. La estrategia defensiva por ésta última consistió en la instalación de, lo que supuso una novedad en la carrera armamentista, cohetes Patriot, que a través de la teledirección por laser neutralizaban en vuelo a los misiles.
Tras esta primera embestida, se iniciaron las ofensivas por tierra. Este segundo ataque duró solo cuatro días, desde el 24 al 27 de febrero en que Kuwait y el sur de Irak fueron fuertemente bombardeadas y la capital kuwaití liberada. Aún así, los costos en vidas cobradas fueron significativos: doscientos mil iraquíes, cuyo cincuenta por ciento estaba constituido por civiles.
Las consecuencias del conflicto consistieron en una acentuación de la tensión interna entre los países árabes, entre aquellos a favor de Irak, Jordania, Yemen, Libia, Argelia, Tunicia y la OLP (Organización para la Liberación Palestina) y los que se pronunciaron en contra , apoyando a la coalición de las Naciones Unidas: Egipto, Arabia Saudita, Marruecos y Siria.
En lo que respecta a Irak, ésta tuvo que retirarse y aceptar un armisticio en nada beneficioso, consistente en el desarme nuclear y químico, entre otras penalidades. Aún así, el objetivo de derrocar a Saddam no se cumplió, quien si inmediatamente vio su figura debilitada, tuvo que sofocar diversas insurgencias internas: luchas civiles con los chiitas en el sur y con los kurdos en el norte, en ambos casos logró dominar la situación.
Kuwait restableció su Emirato, permitiendo regresar a su Emir que estaba refugiado en Arabia Saudita.
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