Los rastreadores suelen operar por parejas, aunque en silencio. La suya es una labor muy vulnerable y que puede ser objeto de emboscadas. No se les permite hablar ni fumar, deben hacer el mínimo ruido posible. Las evidencias que buscan los rastreadores –las más importantes son las pisadas y las vegetaciones rotas o aplastadas- les indicarán la dirección que llevan los guerrilleros, su número, cuánto hace que han pasado, si van cargados o ligero de equipo, su velocidad de marcha, sus edades (o por lo menos su tamaño), su sexo y, quizás, también algo sobre su moral.
Fuente: Revista Comando
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