Jon Sistiaga ha viajado a las casas de los terroristas de Leganés, ha leído sus testamentos, ha hablado con sus familias
"Aquí va a correr la sangre, maldito cristiano...", esa es la frase más amable que escuchó Jon Sistiaga cuando intentó hablar con el imán de la mezquita de Tetuán donde rezaban cinco de los autores del 11-M que se suicidaron en Leganés. El imán Ben Alí es un hombre amargado y lleno de odio, y hablando con él uno puede llegar a explicarse por qué algunos jóvenes, maleables y con pocas expectativas crecen en una ideología fundamentalista basada en el rencor y la venganza.
El 3 de abril del 2004 siete terroristas, tras verse rodeados por la policía, se hacían saltar por los aires en Leganés con la dinamita que les había sobrado del 11-M. A esos siete suicidas se les considera autores materiales de la masacre de Atocha. Jon Sistiaga ha viajado a sus casas, ha leído sus testamentos, ha hablado con sus familias, ha paseado por sus barrios y se ha acercado a la mezquita donde aprendieron la ideología del odio.
El barrio del Jemma Mazuak, en Tetuán, la antigua capital del protectorado español, es el lugar donde nacieron cinco de esos suicidas. El barrio se ha convertido es una especie de vivero de kamikazes integristas. Otros cuatro jóvenes se han hecho volar en coches-bomba en Irak, y al menos 30 se han ido a ese país a hacer la yihad.
Los documentos manuscritos encontrados entre las ruinas del piso franco de Leganés ayudan a hacer un retrato psicológico de los asesinos del 11-M, pero es hablando con sus familiares y amigos como se puede llegar a comprender el origen de su rencor. A entrar en el corazón de las tinieblas integristas.
El reportaje 11-M: retrato de los asesinos indaga en los fundamentos políticos, sociales y religiosos de un movimiento global, que acabó provocando en España 192 muertos en el mayor atentado de la historia en Europa.
Fuente: Cuantro.Com
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