martes, 12 de mayo de 2009

Preparar una trampa: blancos idóneos, señales, olores y objetivos


Blancos idóneos

Si puedes hacer uso de tus armas de fuego, los mejores blancos son la cabeza, el cuello y la espina dorsal, justo debajo del hombro. Tómate tiempo y asegúrate de que aciertas al primer disparo, porque, con toda seguridad no tendrás una segunda oportunidad. Si alcanzas y hieres al animal y éste corre, sigue el rastro de la sangre. Una criatura malherida tiene toda la fuerza del mundo para huir muy lejos, Dale la oportunidad de escapar hacia el campo antes de perseguirla. Aproxímate lentamente y mátala. No desperdicies municiones cuando puedas rematar la presa a golpes.

Sin embargo, la caza ocupa un segundo plano frente a las técnicas de supervivencia mediante el empelo de trampas. Éstas pueden proporcionarte un mayor suministro de carne. La más básicas son muy sencillas de hacer y montar: la más simple de todas es la de empelar un lazo, corredizo y firmemente sujeto a tierra o asegurado a una roca o a un árbol. Haz el lazo con un cable, si dispone del mismo, o utiliza sedal, cuerdas o incluso fibras naturales. Estos lazos son especialmente eficaces cuando se colocan a la entrada de los escondrijos o madrigueras. Instálalo en árboles, para atrapar ardillas, o haz una “pértiga de ardilla”: un palo de unos 20 cm de longitud con, posiblemente, media docena de lazos a su alrededor, apoyado contra un árbol utilizado por ardillas. Puede parecer muy fácil, pero las ardillas son seres muy inquisitivos y con frecuencia investigaran sobre cualquier novedad que se le presente sólo por el placer de hacerlo.

No podrás matar nada mayor que un conejo o un gato pequeño con una trampa de lazo, aunque si puedes captara animales de mayores dimensiones para luego golpearlos hasta quitarle la vida.

En busca de señales

Las técnicas de atrapar animales dependen, más que las de caza, de tu capacidad para leer e interpretar las señales. No tiene sentido colocar una trampa en cualquier lugar, con la esperanza de que, por arte de magia, el animal precisamente pase por allí. Las entradas de las madrigueras y los túneles son los mejores lugares para una correcta elección. Observa las señales que indican si los refugios están ocupados: gotas de agua, restos de alimentos y movimiento interno y externo.
A menos que utilices un cable para el lazo, que pueda tenerse en pie o rígido por sí mismo, tendrás que ingeniártelas para sujetar y mantener el nudo corredizo abierto. Dos ramas pequeñas, una a cada lado d ela boca de la madriguera o del camino, cumplirán con el objetivo, y si es posible, también se situará otra a lo largo de la parte superior para apoyar la trampa


Olor humano

No olvides disimular tu olor corporal tanto en el lazo como en el terreno que lo rodea: una alternativa es remojar el lazo en agua antes y después de hacerlo. También se puede frotar con cenizas frías o disfrazar tu propio aroma con algo más fuerte: orina de la vejiga de un animal muerto, por ejemplo. Es bastante común que los animales se sientan atraídos por los orines de su propia especie.

Lazo mejorado

Puedes hacer un lazo mejor, para que le sea más difícil al animal escapar de la trampa, intercalando dos trozos iguales de cable. Utiliza los dos extremos del cable o cuerda para hacer dos nudos corredizos. Éstos se cerrarán cuando la presa tire del lazo.
Siempre puedes dejar que los depredadores realicen la tarea de caza por ti. Observa hasta que conozcas su patrón de conducta, luego espera que logren su objetivo. Si corres hacia ellos, normalmente provocarás que abandonen a su presa. De esta manera puedes incluso asustar a animales muchos más grandes, como por ejemplo felinos y osos. Si enciendes un fuego para asustarlos, podrás mantenerlos a raya. Pero no te arriesgues a hacer frente a los grandes depredadores.

Elección obvia

No te entretengas intentando atrapar ardillas cuando tienes a mano piezas más obvias, como vacas, ovejas y otros animales domésticos, incluidos gatos y perros. Todos significan lo mismo, comida, y muchas veces están allí mismo, esperando convertirse en alimento de alguien, y ese alguien puedes ser tú. Los murciélagos y los ratones son un buen alimento, pero bajo ningún concepto ingieras sus vísceras y desecha inmediatamente la cabeza, piel, patas y cola.
Fuente: Revista comando

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