Ajustar un fusil significa colocar los elementos de puntería de tal forma que un disparo realizado en perfectas condiciones dará el centro del blanco. Las balas no se desplazan en línea recta, sino que en el plano vertical describen un recorrido en arco denominado trayectoria. Es por esto que las miras deben estar bien ajustadas en función del alcance. La línea que va del ojo al blanco es recta y cruza la trayectoria de la bala en dos puntos: en algún lugar cerca del final de la boca de fuego y en el blanco.
Línea de mira
Una de las formas de ajustar el fusil es a través del ánima.
Se extrae el cerrojo y se apoya el fusil sobre sacos de arena. Se mira a través de la recámara por el cañón, centrando la posición del fusil hasta que se vea el entro del blanco a través del centro del ánima.
Sin mover el fusil, se mira a través del visor telescópico y observa dónde caen las retículas, ajustando el asiento del visor hasta que la cruz filar coincida con la visión a través del cañón.
Se ajusta la elevación de acuerdo a las distancias convencionales a las que se tira: tres minuto y medio para 200 metros, nueve minutos para 400 metros, y así sucesivamente. También se puede ajusta el arma en un polígono de tiro y en condiciones óptimas. Se disparan tres proyectiles y se observa dónde hacen impacto. Se realizan las correcciones oportunas, se ajustan los visores y se intenta de nuevo. Hasta dar tres disparos en el blanco.
Inclinación
El acto de torcer el fusil a un lado, de tal forma que los elementos de puntería no estén en la vertical, recibe el nombre obvio de inclinación. Todos los cálculos de puntería son inútiles si no se mantiene esta alineación vertical, como se puede observar en la ilustración.
La fuerza de la gravedad hace que le proyectil caiga en vertical durante su trayectoria, y no se compensa por más que se incline el fusil.
Una de las formas de ajustar el fusil es a través del ánima.
Se extrae el cerrojo y se apoya el fusil sobre sacos de arena. Se mira a través de la recámara por el cañón, centrando la posición del fusil hasta que se vea el entro del blanco a través del centro del ánima.
Sin mover el fusil, se mira a través del visor telescópico y observa dónde caen las retículas, ajustando el asiento del visor hasta que la cruz filar coincida con la visión a través del cañón.
Se ajusta la elevación de acuerdo a las distancias convencionales a las que se tira: tres minuto y medio para 200 metros, nueve minutos para 400 metros, y así sucesivamente. También se puede ajusta el arma en un polígono de tiro y en condiciones óptimas. Se disparan tres proyectiles y se observa dónde hacen impacto. Se realizan las correcciones oportunas, se ajustan los visores y se intenta de nuevo. Hasta dar tres disparos en el blanco.
Inclinación
El acto de torcer el fusil a un lado, de tal forma que los elementos de puntería no estén en la vertical, recibe el nombre obvio de inclinación. Todos los cálculos de puntería son inútiles si no se mantiene esta alineación vertical, como se puede observar en la ilustración.
La fuerza de la gravedad hace que le proyectil caiga en vertical durante su trayectoria, y no se compensa por más que se incline el fusil.
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